El multiverso comenzaba a desmoronarse. En diferentes rincones de las dimensiones, grietas brillantes surgían de la nada, conectando mundos que nunca deberían encontrarse. Cada grieta no solo ponía en peligro su propia dimensión, sino que debilitaba la estructura del multiverso mismo.
Desde la cima de una montaña en un mundo iluminado por dos soles, **Superdavitm**, en su forma de **Galaxy Top Man**, observaba el desastre. Su mirada estaba fija en la grieta más grande, una herida abierta que parpadeaba con energía inestable. Sabía que cada segundo que pasaba empeoraba la situación.
—No hay tiempo que perder —murmuró mientras ajustaba los controles de su comunicador interdimensional—. Victoria, ¿puedes escucharme?
La voz de **Victoria**, clara y firme, respondió al instante. Desde la base central, coordinaba los esfuerzos de los equipos en todas las dimensiones.
—Te escucho, Galaxy Top Man. Hemos identificado varias grietas críticas. Si no las contenemos, las dimensiones comenzarán a colapsar en cadena.
Superdavitm asintió, aunque sabía que ella no podía verlo.
—Convoca a todos los héroes disponibles. Esto no es algo que podamos manejar solos.
—Ya están en camino —respondió Victoria—. Prepárate para liderarlos.
Con un destello de energía cósmica, Superdavitm saltó hacia el portal más cercano, sabiendo que el destino de todo el multiverso dependía de lo que hicieran en las próximas horas.